COVID19: Seguridad alimentaria en Latinoamérica-Caribe
Son varias las inquietudes sobre seguridad alimentaria en Latinoamérica y el Caribe (LAC) ante la incertidumbre que ha generado el COVID-19 en la región, esto sumado a un contexto de Cambio Climático nos incentiva a estudiar y resolver parte de estas preguntas y generar una discusión interdisciplinaria, territorial y multisectorial.
Acá realizo un resumen y análisis en palabras simples para comprender el contexto actual y parte del futuro de la seguridad alimentaria en LAC.
Contexto pre-pandemia Seguridad Alimentaria en Latinoamérica y Caribe
– Si bien nuestra región ha hecho importantes avances en cuanto a la seguridad alimentaria al reducir las tasas de hambre, en los últimos años, y por temas climáticos, sociales y económicos, estos avances se han detenido o incluso revertido en algunos países, como es el caso de Venezuela.
– El otro lado del hambre es el sobrepeso y la obesidad, ambos reflejan diferentes situaciones de malnutrición. En cuanto al sobreconsumo de calorías, nuestros países tienen algunas de las tasas más altas.
COVID-19 nuevo factor de incertidumbre en la seguridad alimentaria en LAC
Durante la pandemia tantos las cifras de hambre, como otros índices de malnutrición pueden verse severamente agravados. Mientras algunas familias tienen serias dificultades para acceder a suficientes alimentos debido principalmente a perdida de fuente laboral, otras han cambiado sus hábitos alimenticios hacia fuentes con mayores calorías, pero deficitarias en nutrientes.
Al haber restricciones de movimiento, e incluso el cierre de algunos mercados de frutas y verduras frescas, muchas familias han optado por consumir alimentos secos, en latas y ultra-procesados, esto motivado tanto por su menor valor, como por su mas fácil almacenamiento.
Todavía no sabemos bien que pasará más adelante, hasta ahora sabemos que existe una reserva suficiente de cereales para abastecer a la región sin problemas. Sin embargo, otro tipo de productos, que requieren una mayor mano de obra, como las frutas, verduras, carnes y lácteos, pueden verse afectados por restricciones de movimiento.
Un factor muy preocupante son las cifras de pobreza extrema y hambre estimadas por CEPAL, según las cuales se sumarían unos 28,5 millones de personas más, con lo que alcanzaríamos casi 68 millones de personas en la región este año. Entregar ayuda económica y de alimentos a estas familias es indispensable.
Con la pandemia nos ha quedado claro, una vez más, la importancia que tiene la salud del medio ambiente.
La primera exposición al virus está relacionada con no respetar las áreas silvestres, con la expansión urbana y agrícola. En este sentido, la pandemia del COVID-19 nos da una oportunidad de replantearnos los sistemas alimentarios, apuntando a una producción agrícola basada en principios de sustentabilidad y resiliencia, pensando tal vez en un modelo agroecológico a gran escala.
La seguridad alimentaria en Latinoamérica y el Caribe puede robustecerse con medidas pensadas en una Reactivación Transformadora, donde se consideren políticas y proyectos inclusivos, justos, sustentables y que vayan de la mano con acciones directas a enfrentar la Crisis Climática y la desigualdad en la región.